lunes, 1 de febrero de 2021

Sideral

Y sus ojos arrebolados besaron la frontera de mis pestañas, era un sueño del que desperté con su piel dentro de mi alma.
Lefran

sábado, 22 de diciembre de 2018

Grises sin matizes

El día era gris,
La tarde sin ninguna anomalia, las palabras frías,
pero allí estabas tu,
con tus ojos infinitos
para adueñarse del día,
y el viento en mi aliento etéreo.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Buenos días:

Cataluña es ahora nación soberana,
yo sigo trabajando mi sueño emprendedor.
El mundo celebra el día favorito del demonio,
yo sigo mi camino.

El hombre fabrica mas dinero papel y bienes materiales,
yo compartí mi baleada del guanacaste con un vagabundo.

La gente del país pierde la cabeza por las elecciones nacionales,
yo riego las plantas y suculentas.

Para cada día hay un poema
como para cada día hay un presente
gotas para cada nube.
Un abrazo a quien lo necesita
La mitad de mi baleada a mi prójimo.
Hay un poema en este día.
Y no tiene nombre,
Solo es existir como humano que soy.

Francis Leví
Poeta inédito...

martes, 18 de julio de 2017

Viernes, 15 de abril. Llueve sin arrepentirse

Los pies helados en el piso de madera crujiendo del frió bailando fuera de estas paredes, pero no importa necesito escribirte esto. 

Gustavo; el pasado viernes se secaron los narcisos que Martita me envió desde la semana pasada. Ese día estaba lloviendo macizo como si las gotas violentaran la misma tierra, le dije - Martitamétete antes que te golpeen estas ninfas enojadas. Ella sonrió sin contestar nada.
Pero si se sonrojo de alguna manera creo yo.

Cuando todavía el techo gritaba loco el ardor mojado, con toda confianza recogió una toalla que yo descarte después de tomar una ducha. Eso si me sorprendió, en serio no pensé que fuera tan confianzuda. Pero no importa( la levedad de estar allí, así fue mágico). Me decía cosas pero no lograba escuchar nada lo decía bajito a propósito helando mas la voz dulce que tiene ella; me acerque sudando fresco del vapor, su aroma de mujer impregno el espacio entre un magnetismo aurora. Pensarías que fue una locura, nunca nadie esperaba, ni yo que la introvertida Martita socavara sin perdón inocente su virginal existir. Sentí sus ojos, su sonrisa especulativa, el brillo violeta de su pecho.

- Me gusta tu aroma límpida y fugaz. Lo dijo sin vacilar, muy cerca, mas cerca, demasiado cerca, rompí en temblores fulgurantes.

- Afuera todavía están los narcisos mojándose sin gritar nada, solo pintar alegría.
Te los devolví para que los miraras conmigo. Para que vieras lo feliz que soy de verlos contigo.

- De verdad, lo creo así.
- No hay nadie ¿verdad?
- No, ¿Por qué?
- Gustavo, ¡te lo juro! Fueron los segundos mas bastardos de mi vida.

Me tomo de la mano, vale mas que ya tenia el pantalón puesto. y la camisa en mano sino a saber que hubiera pasado, con el cabello medio mareado de tanto que pasó. A veces pienso que solo hay que estar allí, escuchar, callar las palabras simplonas que se nos salen. Ella me dijo todo lo que nunca pensé que diría. Sentados en el sofá de papá, donde el toma sus libros y lee hasta que ya no tiene café. Y que otras solo toma vino y mira el horizonte de la ventana ancha y clara de casa, como oleo distinto de todos los días monótonos que fluyen ajenos sin que nadie este aquí. Nunca lo había notado, sino fuera por Martita.

Hasta ese momento, su voz existió para mi, su cabello indómito de estar quieto, sus manos juguetonas con los ademanes cuando habla, el lunar, el otro lunar, y mientras ella habla te lo juro que no puedo evitar no ver su mirada sincera, el aire de confianza que ahora existe, y me implora, no te distraigas; su blusa medio húmeda, el perfume, sus pies cómodamente estirados en la mesa de vidrio rellena de fotos históricamente intimas de familia, primos, abuelos que no conocí, y nos escuchan vivos en sus fiestas congeladas, sus reuniones de domingo con carne y humo de carbón recién encendido.

Escampó, todavía seguíamos allí, ¿No se que paso?
Yo antes se que seguiría mi brutal maña de enamorar, pero no. En vez de eso, sentí la epifanía mas nítida de toda mi puta vida de protohombreComprendí la metáfora de los narcisos, por que ella estaba allí contándome su vida, sus problemas, el silencio que guardaba desde que yo le hable en clase de Historia, donde el Profe hablaba sin parar y no me daba cuenta que ella me miraba de atrás. Porque nunca decía nada enfrente mio, por que sonreía cuando me miraba con la camisa amarilla. Fuimos juntos una metáfora, lenta metáfora, ella era el agua, y yo los narcisos, el aroma mezclado entre su perfume violeta y mi fugaz aroma. -Gustavo...

Me enamoré sin palabras que decir, sin besos que sentir, y cuando nos miramos, entendimos la espera, el silencio, la ignorancia, los martes de pizza con los amigos, y el pedazo de pizza que siempre nos peleábamos.

Gustavo, soy feliz viejo, ayer la vi. Con sus disparates de niña precoz, y no la olvido, y pensar ya no está, que solo me dejo sus narcisos. Su pulsera amarilla, y unos cuantos confites de los que ella hace. No soporto esto. Me voy, para nunca mas vivir aquí. Resiento su dulzura animada, sus labios palpitando rojo veloz, su cabello olor de menta sin madurar, los mensajitos detrás de los cuadernos de historia. Sus imposibles versos cargados de sarcasmo modular. El precio de sus miradas, el combo entero de abrazos. Los punzantes deditos en mis manos. Cuando paso todo y nada permanece.

Se fue a Italia haciendo un intercambio en la Escuela de Danza Contemporánea. 
Ya compre el boleto, mañana me voy. Decíle a mamá cuando llegue que le dejé la llave debajo del enano. No espero seguir esperando aqui.
El viento vibra y algo lleva.

Te quiero hermano
Saludos, tu insoportable hermano menor Farenec.

viernes, 19 de mayo de 2017

En la avenida de los ciegos, 
Los boleros sin cuerdas vocales 
Golpean sus vidas. 
Agitando el viento escondido, 
En el cuerpo desnudo 
De cien acordes joviales. 
En el charco negro y blanco 
Chapotea su sonrisa,
la bailarina nocturna vestida de alegría.
El humo condensado que resiste el frío,
sonoro se pierde con olor a ciudad gris. 

El martillazo de mi corazón lanza un rugido de leones.
La chicha es buena compañera, 

cuando las manos sudaron callos en piel obrera.
En la Avenida de los ciegos todo existe, menos la tristeza.
En la avenida de los ciegos el pueblo goza, 

mientras los libros se queman en la hoguera 
polvorienta del congreso de los sordos.
Sostuvo su mirada a través de una luz interesante. 
Prófugo de su voluntad, recorrió la ausencia del violeta vivir.
 Inefable sin camino propio, perteneció dos segundos en su guarida. 
Sostuvo su luz cuanto pudo resistir, 
se columpiaron las miradas en el extremo más recóndito del ser,
perenne beso. 

Su voz penetrante latiendo claro, fino, seda. 
Sostuvieron sus armas filosas al margen del destino. 
Quien diría que la Luna mirando, me beso sin miedo.
La calle me habla callada con sus rumores, 
su tronar de piedras viejas y golpeadas. 
Con un reloj viejo muriendo sin segundos que habitar.
 El eco misterioso amante, el halo de flores sin descubrir,
 la calle me susurró su vida. Embriagada de domingos perpetuos,
 y su risa no se esconde. La calle se viste del día anterior,
 con las mismas pisadas, unas tímidas, otras sudando el trabajo,
 y algunas quizás besándose sin darse cuenta. La calle me habla,
 y yo escucho el Universo vibrar en rotación. 
Pero ella me dice: bésame con las semillas del obrero, 
que quiero alimentar a mis hijos. Era la Tierra roja, llamándome de nuevo.