Y sus ojos arrebolados besaron la frontera de mis pestañas, era un sueño del que desperté con su piel dentro de mi alma.
Lefran
El día era gris,
La tarde sin ninguna anomalia, las palabras frías,
pero allí estabas tu,
con tus ojos infinitos
para adueñarse del día,
y el viento en mi aliento etéreo.