lunes, 8 de mayo de 2017

Tierra roja




La costra de un pueblo entero,
lágrimas sucias acobijadas sin respiro.
Un óleo distinto no escrito en los libros de nuestras manos.
Un cobre brilla en tus ojos,
una luz a pagándose entre tanta costra
que restringe la libertad en un rato pardo.
Se lucieron deserticas las lágrimas,
y el término medio entre sufriendo y
sobrevivir un desgaste íntegro.
La costra se siente pesada
como si fuera a permanecer la tristeza
entre estas lágrimas mías,
tanto tuyas.
Por que cuando se añora libertad,
se llora con la tierra
y la costra de años llorando entre tanto epitafio lagrimal.

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